Roll, roll y más roll

Hay aún un largo camino por recorrer y mitos por desmitificar: realizar tratamientos pasivos en lugar de tratamientos activos, estirar, dar prioridad a la movilidad de la columna por encima de la estabilidad,etc.

 

 

A lo largo de los años, las escuelas centros más avanzados hemos podido desechar de nuestra práctica de Pilates el imprint, pero aún nos queda camino por recorrer, y es tarea de los profesionales motivar esos cambios y educar al alumno/a y al profesor/a a través del conocimiento.

Roll down, roll up, roll over, etc. Llevo viéndolos desde los primeros congresos de Pilates en España a principios del S.XX; recuerdo que me encantó el primer congreso al que asistí con Elisabeth Larkam y rodábamos de mil y una maneras (además he de admitir que la estética de esas clases era muy atrayente)…pero en 2018 es una práctica que sabemos que no es saludable para nuestra columna vertebral, y rectificar es de sabios. Como nos indica McGill, "repetidas flexiones de columna eventualmente llevarán a delaminación en la capa de los discos. Entrenar sin utilizar las técnicas de preservación de la columna durante el entrenamiento desarrollará traumas acumulativos en la columna vertebral". No es necesario padecer problemas de columna para empezar a entrenar adecuadamente, sobre todo si el alumno que asiste a tus clases de Pilates lo hace con el objetivo de “cuidar su espalda” y realizar un entrenamiento saludable. Es, por tanto nuestra labor ofrecerle las herramientas adecuadas para lograr su objetivo a través de nuestro conocimiento como profesionales.

Mientras que muchas personas piensan que la flexibilidad de los músculos de la espalda es la clave para su salud, los expertos consideran que es la rigidez relativa. La zona media ha de entrenarse para frenar el movimiento, mientras que las extremidades han de entrenarse para crearlo. Son dos abordajes del entrenamiento completamente diferentes. Por tanto, la movilidad en los segmentos vertebrales ha de entrenarse sin carga o con carga mínima y enseñar patrones motores adecuados para las tareas de la vida cotidiana cuando hablamos de entrenamiento saludable. De hecho, si tu alumno/a padece dolor de espalda, normalmente existirá inestabilidad segmentaria y, por lo tanto, centrar el entrenamiento en movilizar su columna no será la mejor opción.

 

Llevo 13 años en el mundo del Pilates y reconozco las típicas frases de alumnos y profesores asegurando que, gestos que está demostrado que son poco saludables, les provocan placer y relajación y por ello los siguen efectuando. Al alumno hay que enseñarle y explicarle para educarle en lo que es correcto y lo que no lo es; pero el profesor no puede obviar la evidencia científica que nos explica cuáles son los mecanismos que están provocando ese eventual placer: el reflejo de estiramiento. Un reflejo que provoca inhibición a corto plazo (y por tanto una sensación de bienestar) que se manifestará prontamente en recurrencia del dolor (como tomar azúcar refinado cuando tengo un bajón, de manera repetida). Por tanto, cuando alguien tiene dolor de espalda dejemos de indicarle que vamos a mover su espalda y realizar ejercicios como Mermaid, Saw etc., porque no es lo más adecuado en ese momento, aunque te diga que se siente mejor al terminar la clase. Lo que me interesa es: ¿y te has sentido mejor los días posteriores? ¿o volvió el dolor?

En todo caso, cuando el alumno/a viene a entrenar con dolor, hablamos siempre de un “dolor relativo” dado que en fase aguda deberá hacer reposo o asistir a tratamientos pasivos, para posteriormente, ante las molestias persistentes, comenzar a hacer ejercicio saludable; porque el tratamiento pasivo no aborda ni corrige la causa del dolor, sólo sirve como tratamiento coadyuvante, siempre y cuando se combine con tratamientos activos (McGill, 2015).

 

Cuando existen estas molestias, debemos de crear un abanico de movimientos sin dolor, porque el dolor recurrente provoca mayor sensibilización al dolor. Repetir a lo largo del día movimientos que generan dolor aumenta esta sensibilidad haciendo imposible la recuperación. Por ello enseñar a nuestro alumno/a patrones de higiene postural y hacerle partícipe de su propia curación es indispensable para conseguir resultados. ¿Cuántas veces nos ha pasado que al terminar la clase de Pilates o al cambiar de postura nuestro alumno/a realiza gestos potencialmente irritantes? Y su respuesta ante nuestro consejo es: no me ha dolido u otras respuestas poco convincentes ante nuestras expectativas de cambio. Tenemos que alcanzar la capacidad de convencer a nuestro alumno/a de que debe de cambiar esos patrones que, sin darse cuenta, provocan una y otra vez irritación y que están interfiriendo en la mejora de su salud y de su calidad de vida.

 

Esta entrada ha sido escrita por Sonia Blanco

Fundadora y CEO Vitae Privée REC®&Pilates

PMA CPT 11285

EU Prevención y Readaptación Físico Deportivo

Masajista deportivo

Osteópata estructural