Nuestro profesor David Díaz nos habla de dolor femororrotuliano

Hoy hablamos con David, graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFD) con un Trabajo de Fin de Grado titulado “Proyecto de intervención para la recuperación funcional del Síndrome del Dolor Femororrotuliano a través del Método Pilates”.

 

 

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  • Cuéntanos un poco en qué consistió este trabajo y cómo lo llevaste a cabo.

 El objetivo principal era el de elaborar un programa de ejercicio físico, basado en el Método Pilates, mediante el cual se pueda conseguir una mejora funcional de la articulación de la rodilla en sujetos con el síndrome del dolor femororrotuliano (SDF).

Para llevarlo a cabo se realizó una búsqueda entre la literatura científica relacionada con las lesiones de rodilla en general, y concretando en condromalacia rotuliana y síndrome del dolor femororrotuliano. Este es un paso fundamental, porque como graduado en CAFD, nuestros programas de actividad física se han de llevar a cabo siempre desde el rigor de la evidencia científica, y no desde el mero empirismo o el dogma. Una vez, extraídas las conclusiones de esta búsqueda, dividí el programa en fases con unos objetivos concretos para cada una de ellas.

  • ¿Por qué escogiste esta lesión?

 Las lesiones de rodilla son las más frecuentes en el mundo del deporte según numerosos estudios como el de Majewski et al. (2006). Según Bosco (2012), podemos distinguir tres grandes grupos de lesiones que afectan a la articulación de la rodilla: síndromes de estrés articular, síndromes de tensión insercional y síndromes comprensivos. Estos últimos se producen por la repetición de cargas sobre los cartílagos articulares, y, en este grupo se encuentra el SDF y la condromalacia rotuliana. Esta lesión tiene una alta prevalencia en deportistas y exdeportistas de deportes con impacto, así como en personas que comienzan a hacer actividad física de manera repentina y sin ningún tipo de control.

 Además, gente de mi entorno padecía esta lesión lo que me despertó esa curiosidad y necesidad de buscar el remedio y su mejora funcional a través de la actividad física. Creo que esta ha de ser la labor de un graduado en CAFD, concretamente de un readaptador: se presenta una lesión, se analizan diferentes parámetros y el estadío en el que se encuentra y, una vez analizado y, siempre recurriendo a la ciencia, elaborar un programa mediante la actividad física.

 

 

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  • ¿Por qué aparece esta lesión?

 Se denomina como una dolencia “multifactorial”, ya que existen diferentes causas o agentes que pueden influir. Entre la bibliografía consultada, destacan: una mala alineación de la rótula, provocada por tener la rodilla valga; pérdida de volumen muscular y de fuerza en el cuádriceps, especialmente el vasto medial y vasto lateral, este desequilibrio provoca un incremento de la compresión en la articulación femororrotuliana o patelofemoral; sobreentrenamiento o incremento acelerado de la actividad física en deportistas nóveles; y debilidad de la musculatura abductora y rotadora externa de la cadera.

  • ¿Es lo mismo el síndrome del dolor femororrotuliano y condromalacia rotuliana?

 Revisando la literatura a cerca de este tema, me he encontrado cierta controversia a la hora de distinguir o no entre SDF y condromalacia rotuliana. Incluso, autores como Van Middlekoop et al. (2016), proponen ambos términos como sinónimos. Sin embargo, otros como Percy y Strother (1985), afirman que el término condromalacia se debería restringir, únicamente, a cuando existe una destrucción del cartílago articular posterior que posee la rótula. Estos autores continúan su argumentación diciendo que del total de casos de dolor femororrotuliano, menos del 20% sufren condromalacia (Percy y Strother, 1985). Brotzman y Manske (2012) afirman que “(...) la condromalacia es un diagnóstico anatomopatológico que describe cambios del cartílago articular que se ven con observación directa. Este término no debería usarse como sinónimo de dolor femororrotuliano o en la cara anterior de la rodilla”. En definitiva, cabría distinguir entre el dolor por el rozamiento entre la rótula y el fémur, y la condromalacia rotuliana, que implicaría cambios en el cartílago articular.

  • Una persona que tenga por ejemplo, condromalacia rotuliana, una lesión degenerativa que no se va a poder curar, ¿qué mejoras puede experimentar o qué se busca con este tipo de programas?

 En muchas ocasiones el ejercicio físico puede ser la mejor medicina ante ciertas patologías y lesiones. En el caso de estos dolores de la cara anterior de la rodilla, como puede ser la condromalacia, lo que se busca es disminuir el dolor y mejorar la funcionalidad de la rodilla. ¿Qué quiere decir esto de mejorar la funcionalidad de la rodilla? En este tipo de lesiones el dolor llega a limitar la movilidad de la articulación en muchas actividades de la vida diaria, y lo que se persigue es mejorar ese rango de movimiento y que la biomecánica de la rodilla sea lo más eficiente posible.

 

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  • ¿Es recomendable independientemente del grado de afectación de la lesión?¿Qué tipo de ejercicio físico se recomienda?

 

 Por supuesto, la propuesta cuenta con diferentes fases, cada una con objetivos diferentes para diferentes fases de la lesión. Cuando llega un sujeto con una lesión, lo primero que se ha de hacer es una serie de test (algunos se muestran en el trabajo) que valoren, en este caso la movilidad de la rodilla, el dolor que le supone hacer ciertos movimiento en ciertos grados, etc. Una vez hecho esto, se le ubica en una de las fases de la progresión, para pasar de una etapa a otra han de plantearse una serie de criterios de progresión que se han de cumplir, tal y como proponen Sonia y Pablo en el curso de valoración (dentro del Máster REC con 25 PMA CEC´s, que presentaron el pasado 2018). Como se puede comprobar con este proceso, en casos de lesiones cobra mayor prioridad, si cabe, el principio de individualidad del entrenamiento.

Existen numerosos estudios que muestran los beneficios de terapias que incluyen ejercicio físico en la mejora del SDF.  De todos ellos se pueden extraer unos contenidos comunes a trabajar: activación y fortalecimiento del cuádriceps, dándole importancia a la secuenciación de la contracción muscular y centrándose, principalmente en el vasto medial; flexibilidad y estiramiento de los tejidos tensos, sobre todo en isquiosurales, gastrocnemios y cuádriceps; y fortalecimiento de los músculos de la cadera. Desarrollando estos contenidos, se conseguirá una trayectoria óptima de la rótula, lo que conlleva una disminución del dolor y una mejora funcional de la articulación.

 

  • Para terminar, ¿por qué crees que Pilates puede ser adecuado para la recuperación de esta lesión?

Considero que el Método Pilates y la aplicación de sus principios son una técnica muy útil para la reeducación postural y por tanto, la corrección de lla alineación de la extremidad inferior, así como para lograr un mayor rango de movimiento y fortalecer de una manera eficaz y funcional la musculatura implicada en el movimiento y estabilización de esta articulación.  Además el uso de las máquinas de Pilates, muchas cuentan con muelles, permite trabajar con mayor facilidad la fase excéntrica, interesante para diferentes fases del proceso.

 Son varios ya los estudios que demuestran la mejora de lesiones de rodilla practicando un programa de Pilates. Como el de Çelic (2015), que tuvo una muestra de 50 sujetos con una lesión en el ligamento cruzado anterior, y demostró una mejor recuperación y más rápida en los sujetos que practicaron Pilates.

Aprovechamos para recordar la progresión de ejercicios que David nos mostró hace unas semanas para la realización de un peso muerto unilateral en el siguiente enlace.

 

 

 

 

 

Entrada escrita por David Díaz, 

Grado en CAFD,

EU en Prevención y Readaptación Físico-Deportivo,

Miembro de Vitae REC®&Pilates.

2018