¿Entrenar la fuerza máxima en Pilates? Por supuesto!!

¿Para ponerme cachas? No. Para mejorar tu calidad de vida

En estos días, maquetando y traduciendo el curso sobre Planificación, programación, periodización del entrenamiento de Fuerza en Pilates, recuerdo la conversación con Pablo cuando me dijo que solicitaría 16 PMA CEC´s con esta temática. Yo en seguida le dije “has escogido un hueso duro de roer” cosa que le motivó profundamente, porque es lo que tienen los amantes de los retos.

 

 

Porque ¿cuántos de nuestros alumnos marcarían como uno de sus objetivos principales mejorar su fuerza máxima a pesar de ser uno de los factores fundamentales para la calidad de vida? Pilates es un entrenamiento de fuerza, por ello los alumnos presentan mejoras desde el primer día del entrenamiento. De hecho la famosa frase de Joseph Pilates: “En 10 sesiones sentirás la diferencia, en 20 sesiones, verás la diferencia y en 30 tu cuerpo habrá cambiado”  es completamente cierta, porque gracias a las adaptaciones que se producen en las primeras semanas, observamos incrementos en la fuerza debido principalmente a mejoras neuromusculares, aunque las cargas sean estandarizadas o calculadas a “ojímetro”. Pero ¿qué ocurre a partir de las 12-16 semanas de entrenamiento si no planificamos según ciertos principios del entrenamiento? Que aparece el estancamiento o incluso, la desadaptación.

¿Y en qué puede influir al alumno/a de Pilates este estancamiento o esa desadaptación? En tener más papeletas para dejar de desarrollar determinadas tareas de la vida cotidiana y/o desarrollar patología o lesión. Por ejemplo, tal y como nos indica Izquierdo:, "el aumento de la potencia, asociado a una mejora de la fuerza máxima por unidad de tiempo, se asocia con la mejora para desempeño de determinadas tareas de la vida diaria, como subir escaleras o levantarse de una silla". 

 

Para mejorar la potencia los ejercicios de Pilates planteados deben de tener unas características específicas de carga, velocidad y recuperación entre series.

Los ejercicios de fuerza son otra pieza fundamental para combatir la osteoporosis. Según la bibliografía científica existente, parece ser que el entrenamiento de la fuerza máxima planificado, y a una determinada densidad, es una intervención segura y eficaz para el aumento y la mejora de la densidad mineral ósea, especialmente en mujeres post menopáusicas (Gómez-Caballero et al, 2012).

Otro ejemplo que indica la necesidad de manejar conocimientos de planificación y periodización del entrenamiento de la fuerza es la necesidad de ganar masa muscular, sobre todo si nos enfrentamos al entrenamiento de clientes con ciertas patologías hepáticas, trastornos alimenticios o diabetes tipo II, casos en los que el aumento de masa muscular será altamente beneficioso.

Nunca conseguiremos, con la mayor eficacia y seguridad, los objetivos de nuestro cliente si no controlamos la intensidad de la carga de trabajo, su volumen, y los tiempos de descanso, ya que, a una igual intensidad, simplemente variando el tiempo de recuperación, nuestro ejercicio mejorará la masa muscular o incidirá más en la mejora de la fuerza máxima… y esto sin hablar de velocidad, volumen o número de series.

Entrada escrita por Sonia Blanco y Pablo García

 

Que la fuerza te acompañe! ;)

 

2018