¿Sabías que el dolor crónico está asociado con cambios en el sistema nervioso central y que los síntomas pueden mejorar a través del movimiento y más específicamente del entrenamiento REC®?
Cuántas veces hemos escuchado “me duele, así que será mejor que no me mueva”, pero si el dolor ha persisitido junto a ti durante meses o años ¿Qué te hace pensar que comenzar a moverte va a empeorar tu situación? De hecho está demostrado que la situación es al revés de cómo tú la ves; los expertos en dolor recomiendan la práctica de ejercicio físico (dirigido por un profesional y adecuado a tu situación) para la reducción del dolor crónico.
¿Y por qué? Te lo explicamos. La falta de movimiento que muchas personas sufren en su vida cotidiana a causa de su trabajo y hábitos de vida sedentarios produce acumulación de productos de desecho en los músculos y las articulaciones, entre ellos ácido, que sensibilizan el sistema nociceptivo causando dolor. Además, una lesión que en su momento fue aguda puede sensibilizar a tu sistema, enviando información de “peligro” al cerebro, que ya no es real. Cuando el dolor persiste, el sistema de alarma se hace más sensible, tus neuronas se hacen expertas en detectar dolor haciendo que estímulos que no deberían de causarte dolor, lo causen. A través del entrenamiento neuromotor exploramos nuevas vías de movimiento sin dolor para “desensibilizar” a tu sistema.
Cuando hay dolor, el cerebro prepara a los músculos para que te ayuden a escapar manteniendo en tensión músculos grandes con gran capacidad contráctil como los isquiosurales o los trapecios, lo que provocará debilidad en los músculos estabilizadores profundos, creando estrategias de movimiento no adecuadas que perpetuarán el dolor. Desde un entrenamiento adecuado el Readaptador/a REC® modificará estas estrategias motoras activando la musculatura profunda y creando nuevas vías de movimiento sin dolor.
El dolor crónico puede generar emborronamiento de las partes afectadas (por ejemplo, el dolor persistente de la espalda provoca a nivel del cortex fallos propioceptivos de la sensibilidad y también de la activación motora) fomentando sensaciones como temblor ante el movimiento, acorchamiento, calambres, falta de fuerza etc. Recientes investigaciones han demostrado que el emborronamiento puede revertirse con entrenamiento.
El dolor de espalda se asocia a cambios en la actividad de los músculos del tronco generando rigidez como medio de protección; en ocasiones la actividad muscular no vuelve a la normalidad…salvo que hagas algo para que vuelva.
Así que ya sabes, si tienes dolor crónico no pongas más excusas para calzarte las zapatillas y moverte. No confundas el “no hacer movimientos que te causen dolor” (algo que debes de cumplir) a “si te duele (de manera crónica) no te muevas”