La industria alimentaria

 

¿Comemos lo que queremos o lo que quieren que comamos?

 

¿Somos responsables de nuestra alimentación?

 

¿Quienes mueven los hilos en la industria alimentaria?

 

 

 

«Nos dirán que hay que comer de todo y variado, omitiendo que no todo lo que entra en nuestra boca es comida, como no todo lo que sale de ella es lenguaje. La industria alimentaria no tiene ningún motivo para decirte la verdad» (Margaret Chan, directora general de la OMS de 2007 a 2017).

 

 

He querido empezar el artículo con esta frase porque en un mundo de puertas giratorias e intereses económicos, leer esta frase de una persona poderosa tiene un valor incalculable. 

 

 

 

¿Por qué escribo sobre la industria alimentaria?

Porque es importante que seamos conscientes de que no estamos todo lo protegidos que deberíamos. Muchas veces pensamos que si un producto está a la venta, y sobre todo que si es aconsejado por un famoso o un experto, lleva el sello del Ministerio de Sanidad o Agricultura o patrocina eventos de salud, debe de ser bueno, pero no es así.

 

Recientemente hemos oído hablar de que miles de niñas y niños de la Comunidad de Madrid llevaban más de 45 días comiendo pizzas a diario. En los medios de comunicación hablaban de conflictos de interés y juzgaban que ni la Fundación Española de Nutrición (FEN) ni la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ) se posicionaran en contra de esta decisión. 

 

Yo ya había escuchado hablar de los lobbies de la industria alimentaria y de la influencia de algunas empresas como Telepizza, Coca-Cola, Pepsico, Nestlé etc. Además he escuchado hablar sobre este asunto durante mis estudios en nutrición y, por lo tanto, decidí indagar un poco más sobre el tema. He de decir que la cantidad de información recopilada en apenas unas horas es colosal y está fuertemente respaldada. Aquí voy a dejar unas pequeñas pinceladas de información, a través de la revisión que he realizado, pero puedes completarla con la revisión de enlaces y bibliografía adjunta.

 

 

Empecemos por la base: ¿Qué es un lobby?

 

Un lobby es un grupo de presión formado por personas con capacidad para influenciar un gobierno o una empresa, especialmente en lo relativo a las decisiones políticas y económicas ¿Cómo? Reuniéndose con políticos, organizando eventos para influir en la opinión pública a través de los medios de comunicación, realizando conferencias, patrocinando eventos públicos para conseguir el sello del Ministerio, desarrollando estudios científicos que favorezcan su consumo etc. (Espallargas, 2018), (VSF, 2015), (Gómez y cols., 2010). Pero, ¿qué pinta un lobby en la industria alimentaria? Pues mucho.

 

Imagen extraída de amimedamiedo.blogspot.com

 

En España, el Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) tienen grandes conflictos de interés con dicho lobby

(VSF, 2015), (Simply Health, 2017). 

 

 

El lobby científico de la industria azucarera mundial en la actualidad es la WSRO (Organización Mundial de Investigación del Azúcar). En él se encuentran corporaciones como la Asociación Azucarera de EE.UU. o Coca-Cola (Mediavilla, 2015).  El lobby azucarero europeo es CEFS (Comité Europeo de Fabricantes de Azúcar). (VSF, 2015).  Investigadores de la Universidad de California publicaron en la revista PLOS Medicine un análisis de 319 documentos internos de la industria del azúcar producidos entre 1959 y 1971. A través de ellos se puede ver cómo trataron de influir en las propiedades científicas del Programa Nacional para la Caries que se diseñó al final de ese período (Kearns et al., 2015) adoptando estrategias de desviación de la atención hacia intervenciones de salud pública que consistiese en reducir los daños del azúcar en lugar de restringir su consumo.

 

 

 

En 1954, Robert Hockett fue contratado por el Comité de Investigación de la Industria del Tabaco en EE.UU. El objetivo (no declarado) de esta institución era sembrar dudas sobre la solidez científica de los estudios que mostraban los peligros de fumar.

Hockett, antes de trabajar para las tabaqueras, había hecho carrera fomentando la sospecha para la industria del azúcar.

En este caso, el objetivo era evitar que la evidencia de sus daños sobre la salud dental se tradujese en políticas sanitarias que redujeses el consumo de azúcar. (Mediavilla, 2015). 

 

Imagen extraída de Interoralia.com

 

El modus operandi de este lobby sigue siendo similar medio siglo después. Según Ildefonso Hernández (Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Alicante): "La estrategia de la industria azucarera que se ve en estos documentos es la misma que sigue ahora con la obesidad , centrando el foco sobre la necesidad de hacer ejercicio y dejando a un lado la de reducir el consumo de azúcar". 

En 2003 el lobby azucarero logró que la OMS no incluyera en su guía un límite concreto para los azúcares añadidos defendiendo que, en lugar de tratar de reducir el azúcar en la dieta, las políticas de salud dental deberían centrarse en el uso regular de la pasta de dientes (Mediavilla, 2015). Esto atrasó la recomendación 11 años, con los consecuentes daños para la salud. 

Además la industria de las bebidas azucaradas ha reorientado sus esfuerzos de mercadeo a países de economías emergentes, donde sus mercados tienen niveles de penetración moderados y donde desarrollan actividades comerciales dirigidas a crear nuevos puntos de venta en centros educativos públicos y privados.

 

Esta industria lleva a cabo un intenso cabildeo político al promocionar programas destinados a financiar iniciativas gubernamentales o privadas que promocionen la educación física.

 

"Coca-Cola es, posiblemente, la compañía de bebidas gaseosas que más auspicia investigaciones y programas en el área de la actividad física". (Gómez et al., 2010).

 

 

¿Pero, por qué hacen esto? ¿por qué invierten en programas de intervención educacional, colaboran en estudios científicos, participan en charlas para promover la salud etc.?

 

Para limpiar su imagen y desviar la atención: "El problema no es el azúcar, el problema es el sedentarismo" "El problema no es el azúcar, el problema es la grasa" y para poder controlar la legislación vigente desde dentro. 

 

A finales de los 60 la Sugar Research Foundation, integrada por las principales empresas del sector, pagó a científicos que estudiaban la relación entre azúcar y problemas cardiacos para que adecuaran sus conclusiones a los intereses de la industria, señalando que la mejor forma de controlar y reducir los problemas cardiovasculares en la población americana era reducir las grasas (Morán, 2016). De este modo los supermercados se llenaron de productos light que conseguían mantener su rico sabor a costa de grandes dosis de azúcar: "La jugada perfecta".

 

 

 

En España, al igual que en la mayoría de países, el control publicitario depende de la autorregulación; la propia industria crea el famoso Código PAOS (Publicidad, Actividad, Obesidad y Salud) que consiste en un conjunto de 32 normas éticas de adhesión voluntaria por parte de las empresas, en lugar de aplicar las recomendaciones de la OMS en cuanto a regulación de la publicidad alimentaria dirigida a menores. 

 

 

 

La industria alimentaria gastó en EE.UU., en 2018, 10.000 millones de dólares en márketing de comida y bebida dirigida a niños y adolescentes. En Disney Channel(R) se invierten 25 millones de euros anuales en publicidad de alimentos procesados para niños, cuando tiene una de las audiencias más bajas de toda la televisión, lo que representa la mayor inversión por audiencia del panorama televisivo español (Simply Health, 2017).

 

 En España los menores reciben 7.500 impactos al año en mensajes que les dicen que coman un producto que no es saludable (Rodriguez y Cols, 2019)

 

En nuestro país, un menor ve de media unos 25 anuncios de bebidas y alimentos al día y, de todos ellos, dos tercios son productos no recomendables (Rodriguez y Cols, 2019). 

 

La FIAB (Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas) es el principal lobby de la industria alimentaria y uno de los más influyentes en la economía española (VSF, 2015). Las dos organizaciones que gobiernan la FIAB son ANFABRA (Coca-Cola, Pepsico, Schweppes, RedBull y Orangina) y AME (Danone, Bimbo, Nestlé Kellog´s, etc.). Cuenta con siete personas registradas en el Parlamento Europeo, y en 2011 su gasto en actividades de lobby en la UE fue de entre 300.000 y 350.000 euros (VSF, 2015). 

 

En su actividad como grupo de presión, destacan las campañas contra las medidas impositivas a bebidas refrescantes. En 2017 podíamos leer en los  periódicos titulares del tipo: "El lobby del azúcar consigue su objetivo al frenar el impuesto sobre los refrescos", en el que se indicaba cómo en el plan presupuestario que el gobierno español había enviado a Bruselas se incluía un impuesto a las bebidas azucaradas, pero tras las presiones y preocupaciones mostradas por el lobby azucarero finalmente se excluyeron. Cataluña fue la única comunidad en aplicar este impuesto y la FIAB hizo un comunicado en el que aseguraba que estas medidas envían "un mensaje negativo" a la sociedad porque retraen el consumo y afecta a la economía y al empleo. El sector solicitaba al Gobierno de España su intervención (+ info AQUÍ)

 

 

Una gran parte de las iniciativas de estas empresas tienen el respaldo del Ministerio de Agricultura y/o de Sanidad con el objetivo de conseguir que los materiales, las jornadas, los actos o los manifiestos lleven el logotipo de alguno de los ministerios u órganismos oficiales. 

 

También buscan, promueven y apoyan a la comunidad científica para que emita comunicaciones que favorezcan sus intereses (VSF, 2015). Por ejemplo, el acuerdo suscrito entre el Ministerio de Sanidad y la Industria Alimentaria para reducir en un 10% el azúcar, la sal y la grasa saturada de cerca de 4000 alimentos de cara a 2020 puede parecer una medida importante, pero si se analiza su traducción a la práctica, su impacto sobre la mejora de la salud es mínimo. "Por ejemplo, si unas galletas contienene un 20% de azúcar y, tras el acuerdo, se reduce su presencia en un 5%, las galletas presentarán un 19% de azúcar, una disminución casi inapreciable y, por tanto, una repercusión casi nula", por tanto "no es una acción efectiva para combatir la obesidad, ya que se seguirán vendiendo productos no saludables, ultraprocesados y con grandes cantidades de azúcar oculto". (Ríos, 2019). 

 

En esta dirección hemos visto como estas empresas se autopremian y crean sellos con alegaciones de salud para poner en sus productos, como el sello <<producto con compromiso nutricional>>.

 

La estrategia Naos premió en 2010 a PepsiCo por el "Programa de reducción del contenido de sal y ácidos grasos saturados en productos de aperitivo", en 2012 a Grefusa y en 2013 a Europastry (multinacional de bollería ultracongelada) como podemos ver en la propia página de AECOSAN

 

También son conocidas sus campañas publicitarias. La campaña «Un refresco, tu mejor combustible», una iniciativa conjunta del RACE, la Asociación de Bebidas Refrescantes y la DGT.

 

 

Una cosa, repetida muchas veces (por incoherente que parezca), se convierte en verdad.

Otro de los trucos utilizados por la industria. 

 

Hay frases que tenemos grabadas en el colectivo común "No hay alimentos malos" "El azúcar es el combustible de tu cerebro", "Una copa de vino tinto al día es saludable", "La cerveza es una buena bebida para hidratarse", "El alcohol consumido con moderación no es malo, incluso puede ser beneficioso", "La leche es el mejor aporte de calcio y de múltiples vitaminas".  

 

 

Puleva es una de las empresas que forman parte de la Fundación Española de Nutrición y nos encontramos con informes como el publicado en 2016 por la FEN: "La leche como vehículo de salud", editado con la colaboración de Puleva (Robaina, 2018) y con titulares como "La leche es insustituible en la Dieta Española Actual" (Hernández y Moreiras, 2017). Algo que no es cierto tal y como sabemos las personas que nos dedicamos al estudio de la Dietética y la Nutrición y como muchos ciudadanos ya intuyen (a pesar de los esfuerzos de estas empresas y fundaciones).

 

El "Libro Blanco del Azúcar" es un compendio de artículos de expertos con el respaldo del Instituto de Estudios Documentales del Azúcar y la Remolacha (IEDAR), instituto de estudios que ha sido beneficiario de ayudas públicas en varias ocasiones (VSF, 2015). Es un claro manifiesto sesgado, que defiende el azúcar a pesar de los múltiples estudios que demuestran que el elevado consumo de azúcar actual tiene efectos negativos sobre nuestra salud al estar relacionado con enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y Diabetes Mellitus Tipo II. Proyecto, además, coordinado por una doctora que tiene un conflicto de intereses con la empresa Coca-Cola. Nos lo explican muy pero que muy bien en esta entrada de Mi dieta cojea.

 

Imagen extraída de 100.cia.site

A pesar de los múltiples estudios que desmienten el mito de que el vino sea saludable, puesto que priman los numerosos riesgos que conlleva para la salud la toma de alcohol, su defensa por parte de la FEN llega hasta el punto de que parece mejor consumir vino que agua, como se puede leer en el artículo "El vino y la gastronomía". Espacio en el que se publica la bodega Vega Sicilia, que es promotora de la fundación y forma parte de su patronato (Robaina, 2018). 

 

En 2016, en el marco de la presentación del estudio "El valor nutricional del aperitivo: las tapas y la cerveza", el director general de la FEN aseguró lo siguiente: "La cerveza puede ser una bebida saludable para acompañar el aperitivo por su especial interés nutricional [por lo que] no hay mejor forma de evitar el alcoholismo que fomentar el consumo moderado. (Robaina, 2018). 

 

 

 

Y no podemos terminar el artículo sin mencionar las puertas giratorias y los conflictos de intereses que abarrotan la industria. El fenómeno de puertas giratorias es la circulación de altos cargos entre el sector público y privado. Cuando se está en la parte pública se tiende a adoptar leyes y medidas que favorezcan al sector privado porque en un futuro cercano esa persona ocupará un importante puesto en alguna corporación privada y será recompensado (Simply Health, 2017). De esta situación, así como del conflicto de intereses hay muchísima información en este documento. Si te interesa este tema es de lectura obligada.

Como estoy bastante en contra de las teorías conspiratorias he contrastado gran parte de los datos que aparecen y todos los que yo he contrastado son reales, de modo que merece mi credibilidad (desgraciadamente), así que. si eres de los míos, te invito a revisar la información y beber directamente de las fuentes.

 

 

BIBLIOGRAFÍA